No solo en México, sino en todo el mundo, la población de la tercera edad está aumentando considerablemente. Frente a esta situación, vale la pena preguntarnos ¿qué se está haciendo para diagnosticar y tratar las alteraciones del estado nutricional de dicha población? Frente a eso, el análisis de bioimpedancia eléctrica o BIA se está convirtiendo en una herramienta fundamental para reconocer dichos cambios y ofrecer soluciones contra el deterioro de la salud.
El análisis de bioimpedancia eléctrica o BIA permite analizar la composición corporal de forma rápida, fácil y no invasiva. Permite conocer la cantidad de grasa y músculo, nivel de agua corporal, contenido mineral óseo, área de grasa visceral y salud de las membranas celulares por medio de un parámetro exclusivo de BIA llamado ángulo de fase. Con esta herramienta, en cuestión de segundos, el profesional de la salud puede comprender los cambios que surgen en una persona de la tercera edad y monitorear su estado nutricional.
Con el paso del tiempo, el cuerpo comienza a experimentar cambios morfológicos y fisiológicos, deteriorando la calidad de las células, tejidos y órganos. Esto provoca que el funcionamiento del cuerpo disminuya, al mismo tiempo que las masas ósea y muscular se reduzcan.
Conforme una persona va envejeciendo, la masa grasa aumenta, donde influye la falta de actividad física y la reducción de la tasa metabólica en reposo. Se estima que la masa grasa aumenta hasta, en promedio, los 80 y 85 años; después de esta edad, comienza a disminuir. Sin embargo, es importante mencionar que cada cuerpo es diferente, por lo que los cambios variarán entre uno y otro individuo.
Frente a esta situación, ¿sabías que la bioimpedancia eléctrica te puede ayudar a monitorear, y, por tanto, prevenir que un adulto mayor sufra cambios drásticos en su composición corporal?
Con el paso del tiempo, es posible apreciar que la distribución de grasa de una persona de la tercera edad cambia: pasa de los depósitos subcutáneos a los intraabdominales. Además, la grasa de su cuerpo se filtra cada vez más en los tejidos no grasos, incluidos los músculos, el hígado, los huesos estrechos y otros sitios ectópicos. Como consecuencia de esto, el aumento de las grasas intramuscular e intermuscular aumentan y la debilidad muscular, los problemas de movilidad y la disfunción metabólica se hacen presentes.
En ocasiones, es posible ver una disminución considerable de la masa grasa. Y aunque actualmente hay ciertas dudas acerca de los motivos por los que esto pasa, algunos investigadores sugieren que puede estar relacionado con la anorexia causada por el envejecimiento o por enfermedades no diagnosticadas que afectan la composición corporal.
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Si tienes un adulto mayor en casa, monitorea los cambios naturales de su composición corporal, obtén resultados exactos y precisos, e implementa cambios alimenticios y de ejercicio que lo ayuden a mejorar su calidad de vida.
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Camina Martín, M.A., de Mateo Silleras, B. & Redondo del Río, M.P. (2018). Body Composition in Older Adults. En Conn’s Handbook of Models for Human Aging (pp. 69-78). Academic Press. https://doi.org/10.1016/B978-0-12-811353-0.00006-3